Los piratas tienen los días contados. Los muertos no cuentan cuentos. El gorrión vuelve a desplegar sus alas en una quinta aventura. Y es que esta aventura es un sinfín de acción, comedia y un mar de aventuras.
La base de todo esto es el guión y una historia que merezca ser contada. Jugamos con una historia adecuada que, en cuanto a nivel de guión, aun a medias tintas, consigue sacarle el tono que envuelve la trilogía original, sin siquiera acercándose a la primera, pero asemejándose a la tercera, y sin creces parte de un guión mucho más elaborado y entretenido que la cuarta, aunque con sus cosas, cómo cualquier film. Bardem interpreta a un villano de armas tomar bastante bien montado y construido (por así decirlo por su aspecto). Ahora bien, Kaya Scodelario tiene un personaje peculiar, que, aunque a ratos no acabe de cuajar, consigue cabida en el film y lleva a buen puerto a su personaje. Brenton Thwaithes no se queda atrás, aunque se nota el legado del personaje que le precede y resulta frustrante y confuso, aunque parte de una base sólida para el desarrollo y, lamentablemente, no acaba de terminar convenciendo.
El trabajo de dirección es notable, aunque a veces un poco desastre, consigue llevarse bien al final de todo este asunto. La fotografía es un elemento al que recurrir, un trabajo destacable y fresco que, con la ayuda final de los efectos especiales, hace una maravilla. Y a la batuta, aunque Hans Zimmer ya no esté en este film, el trabajo es notable, reciclando de Piratas del Caribe: En el fin del mundo y creando nuevas partituras para nuestro deleite musical.
Y aunque haya algunos errores, esta quinta entrega no debería ser un final, puesto que aún se pueden contar algunas más historias y, si de verdad quieren conservar a los fans, una sexta entrega cerrando la saga sería de verdad un verdadero honor, indudablemente.
Nota: 8'5/10